domingo, 19 de febrero de 2012

Palacio Imperial y alrededores

Andando desde la estación de Tokyo se pueden visitar muchos sitios importantes.
En realidad este recorrido lo hice a la inversa, porque fui desde la estación de metro del Teatro Nacional, pero para los turistas que viajan con Japan Rail Pass, usar el tren que para en la estación de Tokio central sale gratis, mientras que para usar el metro hay que pagar.
Para llegar al Palacio Imperial tan sólo hay que salir recto por la salida indicada (cuidado con perderse por la enorme estación de Tokio) y seguir todo recto por la calle principal.





Éste es el puente que cruza por encima del primer foso del palacio. Antiguamente el área más allá del foso también pertenecía al palacio y tenía un amplio jardín. Hoy quedan algunos árboles, el río y este puente, pero hay edificios y carreteras más allá, así que parece más una zona aislada, cuando en realidad era una de las entradas al complejo.





Aquí tenéis un ejemplo de cómo es ahora esa zona. Tiene un jardín bastante moderno, y quedan algunos árboles, pero poco más.



Y tras cruzar la carretera y una zona desértica donde no hay absolutamente nada, y que antes era la zona donde los ciudadanos más importantes edificaban sus viviendas, llegamos al foso que todos reconocemos como el del Palacio Imperial. En esta zona el foso es más bajo porque es donde se encuentra la entrada y los trabajadores de palacio. Con suerte, podréis ver a los cisnes que dan vueltas por ahí. En la foto anterior podéis ver la Torre del Vigía.




Aquí tenéis otra de las entradas vigiladas del complejo: la Entrada Este. Si se va dando la vuelta siguiendo el foso, podréis ver más de cómo es el interior, e incluso otras zonas ajardinadas que han quedado fuera del complejo cerrado. Y hasta hay una zona en la que se puede entrar algunos días. Aunque cuando yo fui, no era uno de esos pocos días del año. Además hay que pedir cita para entrar con muchísima antelación, y sólo atienden en japonés. Durante el verano no se aceptan visitas, así que los turistas que van en verano no podrán entrar de todos modos.





Siguiendo el foso hacia la izquierda, llegamos por fin a lo poco que se puede ver del Palacio Imperial.
Ahí lo tenéis a lo lejos, pasado el río y el puente. Parece un bonito lugar donde vivir... supongo. También parece bastante aislado del resto del mundo... El puente que veis en la imagen lleva a la puerta de la zona más secreta del complejo y al Palacio Imperial. Se puede atisbar un poco de la puerta a la izquierda del puente.
El palacio se construyó por primera vez en la época Meiji, pero tuvo que ser reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial, ya que fue destruido durante los bombardeos de Tokio.



Siguiendo el foso más allá del palacio se llega a la puerta principal. De nuevo, esta zona que ahora es peatonal, pertenecía antes al complejo del Palacio Imperial y sólo unos pocos podían entrar por aquí.




De hecho, había que pasar por ambas puertas para poder entrar al complejo, de modo que la seguridad era extrema. El nombre de esta puerta es Sakuradamon, y hay una estación de metro cercana que tiene el mismo nombre.





Siguiendo nuestro camino alrededor del foso, lo más que podemos ver son los enormes árboles de los jardines de palacio y alguna tortuga despistada.



Y andando un poco más allá de la estación de Sakuradamon, se llega a otro de los jardines que se pueden visitar. Éste, con una vegetación más decente, se encuentra siguiendo el foso y hace esquina con la avenida que lleva al edificio de la Dieta.




Dentro del parque hay numerosas esculturas y algunos restos interesantes. El parque se puede visitar de forma gratuita, pero cierran bastante pronto, así que tened cuidado no os vayáis a quedar encerrados dentro.




Saliendo por la parte de arriba del parque se llega al Edificio de la Dieta, que es el parlamento japonés. Si desde donde está tomada esta foto seguimos la calle hacia la derecha, se llega a la Biblioteca Nacional de la Dieta.




Detrás de la biblioteca y cruzando la calle veremos este bonito memorial, y pasado el edificio que se ve al fondo se llega al Teatro Nacional. Todo está bastante cerca y bien indicado, por lo que no debería resultar difícil. En caso de que os perdáis, hay numerosas estaciones de metro en todo el recorrido que os ayudarán a situaros.



Y por fin llegamos al Teatro Nacional, donde, si lo deseáis, podréis disfrutar de algún concierto o de una obra de Kabuki para completar el día. Yo fui a una representación de Nagauta, que costaba unos 4000 yens, unos 40€ a día de hoy.



Otro recorrido alternativo, si tenéis muchas ganas de andar, sería cruzar e ir a la izquierda tras salir por Sakuradamon y visitar el Parque Hibiya, que hace esquina con la calle del mismo nombre. Si seguís la calle (donde están todos los ministerios del gobierno de Japón), eventualmente llegaréis al Parque Shiba y el templo Zojoji, del que ya hablé en esta entrada.

O si lo preferís, mucho más cerca de Tokio se encuentra Ginza, el barrio de tiendas más caro de todo Japón.

Desde luego, Tokio tiene de todo, de modo que cualquier persona encontrará algo que le guste.